sábado, 17 de mayo de 2008


...Y las cosas fueron mejor de lo que se esperaba, a pesar del retraso y el show "Chilensis" intermedio creo que horas de espera, cortes y sudor levantando maletas, o la noche de locura haciendo los últimos retoques, valieron la pena con creces al darme cuenta que el idioma es una barrera absolutamente mental, puesto que los ojos, una vez que se encuentran ya no hay nada que hacer. En lo personal se me asignó recibir a una persona desconocida, venida del otro lado del mundo, que por cierto pertenece a otra cultura y habla otro idioma al punto de lo incomprensible; sin embargo, se plantó frente a mi como si no quiere la cosa el señor Abdalah, un ser que no venia del otro lado del planeta, si no una persona, una historia y por sobre todo unos ojos... sobraron las palabras, eramos dos niños descubriendo el mundo por primera vez, una forma pecualiar de caminar a saltitos aportó lo suyo a la escena... ésta es su casa, y si usted lo quiere así, su nuevo hogar.
Hasta ahí me alcanzan las palabras por que de un momento a otro un nuevo personaje entra a la escena, una mujer, quizás una madre, hija a su vez, se detiene un momento mira al rederdor, mira a su espectante esposo, se lleva las manos al pecho, luego a la frente y finalmente al cielo. No había que explicar, el aire se volvia de colores y de nuevo el tour a lo desconocido que, ojalá, pase a ser cotidiano en el corto plazo.
Estufas, hervidores eléctricos, cocinas, interruptores y demases eran un mero adorno al rostro vivo y a esas manos al cielo.
Quien sabe por qué las cosas pasan como pasan, creo yo que muchas de ellas por nuestra culpa, pero sin duda es mirando hacia adelante como nos podemos dar cuenta hacia donde debemos llevar nuestros pies, antes de que se hielen en el estupor del miedo, la frustración o la muerte misma.
Adelante cuidadnos del mundo, Palestina, el Tibet, África y muchos otros son sólo el reflejo de hacia donde vamos, la libertad es el camino.
Camilo Arriagada
Voluntario