Los voluntarios y voluntarias que trabajan junto a las familias de refugiados palestinos en Chile, hacen mucho más que enseñar y ejercitar el idioma Español, traban un vínculo profundo y duradero que va más allá del tiempo que pasan juntos. Es en esta relación donde se hace carne la solidaridad y se juega un proceso de integración social efectivo a la vez que amable.