Cuando un refugiado llega, trae consigo probablemente mucho menos equipaje y recuerdos que los que quisiera haber traido. Huir no da tiempo para mas. Pero hay en el fondo de esa caja un tesoro guardado: su corazon.
Muchos refugiados mantienen por siempre el corazón en la maleta cerrada, listos para partir, sin nada, sin rumbo, con el alma a cuestas y el corazon herido de tantos tumbos pero a salvo, sin desempacar.
El desafio como voluntarios es ayudarlos a sentirse tan seguros, tan en casa, que logren finalmente desempacar lo mas importante, el alma: sacar el corazon de la maleta.
Boceto logo "Voluntariado Refugiados Vicaría Pastoral Social y de los Trabajadores".
Autora: Cristina Azócar Weisser
Año 2008.
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