domingo, 18 de mayo de 2008

Carnet de identidad.



Mahmud Darwish

Escribe
que soy árabe,
y el número de mi carnet es el cincuenta mil;
que tengo ya ocho hijos,
y llegará el noveno al final del verano.
¿Te enfadarás por ello?

* * *

Escribe
que soy árabe,
y con mis camaradas de infortunio
trabajo en la cantera.
Para mis ocho hijos
arranco, de las rocas,
el mendrugo de pan,
el vestido y los libros.
No mendigo limosnas a tu puerta,
ni me rebajo
ante tus escalones.
¿Te enfadarás por ello?

* * *

Escribe
que soy árabe.
Soy nombre sin apodo.
Espero, pacientero, en un país
en el que todo lo que hay
existe airadamente.
Mis raíces,
se hundieron antes del nacimiento
de los tiempos,
antes de la apertura de las eras,
del ciprés y el olivo,
antes de la primicia de la yerba.
Mi padre...
de la familia del arado,
no de nobles señores.
Mi abuelo era un labriego,
sin títulos ni nombres.
Mi casa es una choza campesina
de cañas y maderos,
¿te complace?...
Soy nombre sin apodo.

* * *

Escribe
que soy árabe,
que tengo el pelo negro
y los ojos castaños;
que, para más detalles,
me cubro la cabeza con un velo;
que son mis palmas duras como la roca
y pinchan al tocarlas.
Y me gusta el aceite y el tomillo.
Que vivo
en una aldea perdida, abandonada,
sin nombres en las calles.
Y cuyos hombres todos
están e la cantera o en el campo...
¿Te enfadarás por ello?
* * *
Escribe
que soy árabe;
que robaste las viñas de mi abuelo
y una tierra que araba,
yo, con todos mis hijos.
Que solo nos dejaste
estas rocas...
¿No va a quitármelas tu gobierno también,
como se dice?...

Escribe, pues...
Escribe
en el comienzo de la primera página
que no aborrezco a nadie,
ni a nadie robo nada.
Mas, que si tengo hambre,
devoraré la carne de quien a mí me robe.
¡Cuidado, pues!...
¡Cuidado con mi hambre,
y con mi ira!
Hola Ángel:

Estoy feliz y ahora escribiendo este informe siento una sensación demasiado linda, porque empiezo a recordar la experiencia vivida este día, me gusta como siento el pecho y el corazón después de haber dedicado mi tiempo a álguien que no soy yo, quedé con gusto a poco, me habría gustado haber compartido más con todos los refugiados.

Se siente tan bien estar vibrando en esta frecuencia!!!

Mi compañera voluntaria fue Liliana y tuvimos asignada a la familia conformada po Ajma con sus dos hijos, Ahmed e Isrra. (creo que así se escriben sus nombres)

"El primer contacto: Cuando estuvimosa a solas con la familia en su departamento, pude sentir inmediatamente una actitud acogedora de parte de Isrra y un poco tímidos la madre y el hijo, pero siempre cálidos, en ese momento lo único que nos comunicaba eran las miradas, los gestos y las sonrisas, porque ni ellos como familia, ni nosotras como voluntarias entendíamos ni una palabra que salia de sus bocas, en ese momento solamente escuchaba sonidos nuevos y palabras irreproducibles, seguramente ellos estaban en la misma situación, fue ahí cuando nos dimos cuenta lo mucho que nos hacía falta tener por lo menos un diccionario cerca o un traductor salvador, aun así, eso no fue impedimento para que siguieramos intentando entendernos. Hubo un momento muy lindo para mi, cuando le hice entender a Isrra lo hermosa que se veía con su pañuelo en la cabeza y lo delicado y femenino que me parecía, ella trajo uno desde su pieza y me lo puso en la cabeza.

Antes de salir de la casa, les dijimos a señas que iriamos a llamar por telefono a la familia, pero ellos nos decían que no tenían que llamar a nadie, lo cual me pareció extraño... entonces decidimos llevarlos al Metro para que compraran la bip y de paso lo conocieran, camino al metro, Isrra con algunas palabras en inglés que se sabía, nos decía que su papá y mamá estaban más adelante, y eso nos confundía aun más, luego nos dimos cuenta que todas esas familias pertenecían a un gran nucleo familiar, y cuando se encontraron en el metro ya no pudimos separarlos más.
Me gustó sentir como Isrra buscaba abrazarme para caminar por la calle, me dieron ganas de ser su hermana mayor y así desarrolle mi actitud con ella durante la visita a la vega, también así con Ahmed. Ese momento en la Vega fue un jugar a nombrar las cosas, yo apuntaba algo y decía su nombre en español e ingles, y ellos respondían como se decía en árabe, noté la necesidad que tienen de hacernos entenderlos desde su idioma, también querían enseñarnos e integrarnos, eso me hizo sentir integrada a ellos, la verdad no recuerdo todas las palabras que nos enseñaron, pero por lo menos ese juego sirvió para comunicarnos de alguna manera, y además me di cuenta de lo inteligentes que son, porque dicen más palabras en español que yo en árabe. Me resultó muy favorecedor el sentirlos como invitados y por eso es que me nació el hacerles un regalo a los tres, no fueron grandes cosas, solamente un detalle, con el cual hacerlos sentir que les daba la bienvenida a nuestro país y que pueden contar conmigo para lo que necesiten.

Me gusta el hecho que hayan llegado como un grupo familiar completo, con abuelos, tíos y sobrinos, todos juntos, eso sin duda les ayudará a estar mejor en nuestro país, la familia es muy importante, el apoyo sanguineo, el sentir que están los suyos, que están unidos".


Natalia Pilar Soto Canales
Voluntaria