miércoles, 24 de diciembre de 2008

Campaña del ACNUR por los Refugiados

¿CÓMO TE SENTIRÍAS?

Imagínatelo. Hasta ahora, tu vida ha transcurrido sin que te falte nada importante... en tu casa, en tu colegio, con tu familia, con tus amigos. Pero de repente, la situación cambia por completo: de la noche a la mañana, sin haber hecho nada malo, ya no puedes volver a tu casa, ya no puedes volver a tu colegio, estás solo, rodeado de gente desconocida que no habla el mismo idioma, que tiene otras costumbres y que te dan la espalda. Estás solo, muy lejos de tu casa y notas que no te quiere nadie, que nadie te demuestra cariño, que nadie te mira ni te habla, que todos te dan la espalda. Y tú no has hecho nada malo.
Imagínatelo. Donde tú vivías han pasado cosas muy graves que ponen en peligro tu vida. Hay tanques en las calles y las bombas lo destruyen todo. Para evitar que te hagan daño o te castiguen sin haber hecho nada malo has tenido que irte muy lejos de tu casa y ahora te encuentras solo, perdido en un país extranjero. Eres un refugiado. ¿Cómo te sentirías?
En realidad los refugiados son personas como tú y como yo, sólo que, a causa de la persecución o de la guerra, se han visto obligados a irse muy lejos de su casa y ahora se encuentran solos, perdidos en un país extranjero, y lo han perdido todo. Por eso necesitan nuestro apoyo.
Cuando te encuentres con un refugiado, imagínate cómo se debe sentir. Y en vez de darle la espalda, ofrécele una sonrisa.
Tal vez no parezca gran cosa. Pero para un refugiado puede serlo todo.


¿QUÉ FALTA AQUÍ?

Observa este grupo de personas. Todas tienen algo. Unas tienen herramientas, otras portan una maleta, conducen un vehículo o llevan cualquier utensilio. Todos podrían considerarse gente como tú y como yo.
Sin embargo, hay una excepción. Ese buen hombre, el segundo por la derecha, en la tercera fila, parece no tener nada. Es un refugiado.
Porque los refugiados son gente como tú y como yo. Gente como nosotros, sólo que, a causa de la persecución o de la guerra, se han visto obligados a huir de su país, y lo han perdido todo. Su casa, su familia, sus posesiones.
No tienen nada. Excepto su inteligencia, sus conocimientos, su experiencia. Sus ganas de salir adelante.
Pero todo eso no será suficiente si no les ayudamos. Por supuesto, no podemos devolverles aquello que les fue arrebatado. Pero sí podemos ofrecerles nuestra solidaridad. Ahora lo que más necesitan es sentirse recibidos con cordialidad.
Tal vez no parezca gran cosa. Pero para un refugiado puede serlo todo.
¿DÓNDE ESTÁ EL REFUGIADO?

No, no es fácil distinguir al refugiado. Cualquiera de los muñequitos podría ser un refugiado. Porque los refugiados son personas como todas las demás. Como tú y como yo.
Aunque con diferencias. Los refugiados son personas como todas las demás, como tú y como yo, pero que han tenido que huir de su país sin llevarse nada sólo por ser como son: por el color de su piel, o sus costumbres, o sus ideas, o sus creencias religiosas. Ya no pueden volver a su casa porque lo ha perdido todo y porque tienen miedo a perder su vida y su libertad sin haber hecho nada malo.
Los refugiados son personas como todas las demás, como tú y como yo, pero que se han visto obligadas a huir de su país a causa de la persecución o de la guerra, y todo lo que tenían lo han dejado atrás. Su casa, su familia, sus posesiones. No tienen nada. Excepto su inteligencia, sus conocimientos, su experiencia. Sus ganas de salir adelante. Pero todo eso no será suficiente si no les ayudamos. Por supuesto, no podemos devolverles aquello que les
fue arrebatado. Pero sí podemos ofrecerles nuestro apoyo. Al tener que huir lo que más necesitan es nuestra ayuda, sobre todo, ser tratados con afecto. Tal vez no parezca gran cosa. Pero para un refugiado puede serlo todo.