Detenernos a pensar un poco en el que es distinto y que vive entre nosotros. Que la Sociedad en que vivimos está conformada en distintos lugares y espacios, para no olvidar que la diversidad cultural, proveniente de estas distintas personas que conforman la Sociedad, es motivo de riqueza y nos da la oportunidad de aprender unos de otros. Es la ocasión de tomar conciencia de las distintas facetas que toma hoy el fenómeno de la migración, de las dificultades tanto de los países de acogida como de los de procedencia de quienes emigran, y también de las riquezas que conlleva la migración, tales como el intercambio de las culturas y el compartir material, intelectual y espiritual.
Detenerse y recapacitar que el extranjero, con su ser distinto, tiene una gran riqueza para aportar. Observar humanamente y en la fe la vida de los emigrantes, aceptando buscar juntos los caminos de vida suscitados por ellos, por sus valores culturales, por su trabajo diario, por su testimonio de fe en nuestra Sociedad y en nuestras Comunidades Cristianas.
Detenerse y recapacitar que el extranjero, con su ser distinto, tiene una gran riqueza para aportar. Observar humanamente y en la fe la vida de los emigrantes, aceptando buscar juntos los caminos de vida suscitados por ellos, por sus valores culturales, por su trabajo diario, por su testimonio de fe en nuestra Sociedad y en nuestras Comunidades Cristianas.