jueves, 1 de octubre de 2009

Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa: Voluntarios abren las puertas de su corazón a familias provenientes de otros países

El virtud del trabajo de apoyo del aprendizaje del idioma Español que llevan adelante las voluntarias y voluntarios, se establecen vínculos profundos con las familias refugiadas.
Ejemplo de este tipo de lazos -forjados por personas de dos culturas distintas, unidas por valores y por la gratuidad del Don y la enseñanza de Jesús: ‘Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa’ (Mt. 25, 35). -, es que muchos voluntarios y voluntarias invitan gratuitamente a las refugiadas a que les acompañen en momentos íntimos y de recreación con sus propias familias. Este es el tipo de relación que estamos empeñados en promover como voluntariado por la integración.
En las imágenes que se aprecian a continuación es posible observar el trabajo que lleva adelante la voluntaria Mónica Ubeda, quien tras vivir por cerca de diez años en Irlanda, comparte con una mujer proveniente de África. El conocimiento del idioma inglés, en este caso, ha favorecido en intercambio entre ambas, potenciando el vínculo.