Desde que comenzaran las negociaciones para la paz palestino-israelíes, se ha instalado una nueva forma de mirar el conflicto que es necesario poner en claro. En primer lugar, podríamos decir, que la cuestión Palestina, se transforma progresivamente en un problema humanitario. Ya no se trata de una lucha por la emancipación política de un pueblo ocupado, sino que se trata de “salvar vidas palestinas”. Así las cosas, si es que la resistencia produce más bajas en vidas que la rendición, entonces habría que rendirse, pues como ha dicho recientemente el canciller palestino en su visita a nuestro país: “nada hay más importante que la vida de un ser humano palestino”. Segundo, y consecuentemente con el primero, el sujeto político palestino se ha fragmentado en una multiplicidad de identidades jurídico-sociales como: el niño palestino, la mujer palestina, el refugiado, el árabe israelí, el habitante de los territorios ocupados; pero también el extremista, el moderado, etc. Todas ellas reposan sobre esa “vida humana palestina” que es necesario salvar, y en algunos casos “normalizar”. (más)