El día partió cuando fuimos a buscar a las familias a sus departamentos para llevarlos a conocer nuestra típica vega central!.
Yo estaba media ansiosa de conocer a los nuevos integrantes de la capital, pero todo estos nervios se acabaron cuando al tocar el timbre, nos hicieron entrar a sus nuevos departamento una pareja de abuelitos muy tiernos y nos ofrecieron unos dulces, con eso me sentí bastante cómoda y chistosamente “acogida” por ellos, y de ahí partimos a vivir la experiencia de conocer parte de Santiago.
Caminamos hacia el metro donde tratábamos de comunicarnos, entre señas, un poco de árabe, mucha voluntad y entusiasmo de ambas partes, no resultaba nada difícil y a demás muy entretenido!.
Junto nos subimos al metro y nos dirigimos a la Vega. Estando allá mientras elegían sus frutas y verduras, la gente se les acercaba a decirles “Bienvenidos a Chile”, lo cual ellos se mostraban muy agradecidos y felices a las expresiones de aceptación de la personas.
Luego de hacer todas las compras volvimos al dulce hogar de ellos, ahora con sus nietos he hijos compartimos un rico café y nos sacamos más fotitos.
Así finalizó el día, Ángel, el encargado de los voluntarios, decía que habíamos realizado muy bien la actividad, y que para ellos era tan importante… pero realmente para mi, la experiencia fue más que enriquecedora, ese día me fui muy feliz a mi casa, ya que más que sentir que había ayudado, sentía que había conocido y compartido con personas extremadamente calidas y buenas, que tienen mucho que entregar, y a la vez muchas ganas de aprender y adaptarse a nuestra cultura.
Johana Lamas
Voluntaria
Yo estaba media ansiosa de conocer a los nuevos integrantes de la capital, pero todo estos nervios se acabaron cuando al tocar el timbre, nos hicieron entrar a sus nuevos departamento una pareja de abuelitos muy tiernos y nos ofrecieron unos dulces, con eso me sentí bastante cómoda y chistosamente “acogida” por ellos, y de ahí partimos a vivir la experiencia de conocer parte de Santiago.
Caminamos hacia el metro donde tratábamos de comunicarnos, entre señas, un poco de árabe, mucha voluntad y entusiasmo de ambas partes, no resultaba nada difícil y a demás muy entretenido!.
Junto nos subimos al metro y nos dirigimos a la Vega. Estando allá mientras elegían sus frutas y verduras, la gente se les acercaba a decirles “Bienvenidos a Chile”, lo cual ellos se mostraban muy agradecidos y felices a las expresiones de aceptación de la personas.
Luego de hacer todas las compras volvimos al dulce hogar de ellos, ahora con sus nietos he hijos compartimos un rico café y nos sacamos más fotitos.
Así finalizó el día, Ángel, el encargado de los voluntarios, decía que habíamos realizado muy bien la actividad, y que para ellos era tan importante… pero realmente para mi, la experiencia fue más que enriquecedora, ese día me fui muy feliz a mi casa, ya que más que sentir que había ayudado, sentía que había conocido y compartido con personas extremadamente calidas y buenas, que tienen mucho que entregar, y a la vez muchas ganas de aprender y adaptarse a nuestra cultura.
Johana Lamas
Voluntaria
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