Ana Eloisa Molina
Viernes 29 de mayo de 2009
Viernes 29 de mayo de 2009
El 19 de Mayo comenzó el primer juicio en Burundi contra 11 personas acusadas de asesinato e intento de asesinato contra personas albinas. Las fuentes policiales del país aseguran que las personas albinas son asesinadas para luego servir de contrabando y ser vendidas en Tanzania, donde serán usados en ritos de brujería.
El Albinismo es una condición genética hereditaria caracterizada por la ausencia de melanina en la piel, ojos y cabello, sin embargo, el desconocimiento y las supersticiones han hecho que en países como Tanzania o Burundi se marginen, aíslen e incluso asesinen a los albinos. Un dato curioso, sin duda, es el alto porcentaje de albinos en el continente africano en comparación al europeo, en concreto estamos hablando de 1 persona cada 5000 allí, mientras encontramos 1 por cada 17.000 europeos.
En Tanzania, al igual que otros países africanos, en concreto en la región de los Grandes Lagos hace siglos que se discrimina a los albinos, los hechiceros utilizan a los albinos para elaborar las pociones mágicas que traerán prosperidad económica, fortuna y amor. Por otra parte, no sólo son víctimas de estos rituales sino también de la marginación social y el repudio familiar pues son consideradas como el resultado de una maldición llegada a la familia. Para los que consiguen evitar o huir de todas estas adversidades aún tienen que enfrentarse a su propia condición genética que bajo el sol africano desemboca en numerosos casos en cáncer de piel.
La respuesta de los gobiernos no se ha hecho esperar. En Burundi concretamente se ha generado una campaña oficial por los derechos de las personas albinas tras hallar en los últimos meses mas de 30 niños asesinados o desmembrados.
En Tanzania por su parte, tras el escandaloso número de 40 albinos asesinados en los últimos 18 meses, su presidente Jakaya Kikwete ha puesto en marcha una identificación de sospechosos involucrados en estos crímenes. Si bien con anterioridad ya decidió suspender las licencias de todos los sanadores tradicionales.
Hasta el momento unas 200 personas han sido arrestadas por este tipo de crímenes pero ninguno ha sido condenado y es que queda mucho por hacer en materia política y judicial. El Gobierno debe dar un paso mas para que los detenidos sean condenados si son reales los hechos imputados. Son numerosas las voces de políticos y miembros de las asociaciones de defensa de los albinos que acusan la corrupción policial y judicial ante la falta de resultados.
Si existe un hecho visible de esta lucha generalizada por la defensa de la igualdad de los albinos, éste puede ser el nombramiento por parte de Kikwete, de la primera ministra albina Al-Shaymaa Kwegyr, quien sufrió esta marginación social, y que es la principal defensora a nivel institucional por el fin de esta lacra.
La situación es tan alarmante que el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) se ha involucrado en la investigación de estás prácticas para localizar el origen de estas matanzas. Si bien, todo parece evidenciar que los brujos perseguidos por el gobierno de Tanzania han huido a Burundi para continuar sus prácticas y generar un comercio.
Tal vez el paso más importante a dar no sea sólo la represión de estas prácticas supersticiosas, que por supuesto es necesario, sino la difusión de una campaña educativa para mostrar que el albinismo es una enfermedad congénita y no una maldición. Con este fin han surgido diversas organizaciones sociales para la protección de los albinos, donde les es ofrecida la protección que necesitan a todos los niveles tanto médica como seguridad.
Por otro lado, hay países como Sudáfrica donde ya es reconocida esta condición genética como una discapacidad, es decir, como una enfermedad y por tanto deben responderse a sus necesidades. Al igual que existe una consolidada Asociación de Albinismo que trabaja por la igualdad de derechos de los albinos en todos los niveles, incluso en el laboral que parece la gran batalla por librar.
El 7 de marzo de este mismo año el diario El País informaba de la llegada a nuestras costas tinerfeñas de un albino de raza negra a bordo de un cayuco. Este joven subsahariano de 18 años de edad pedía asilo en nuestro país para huir de los numerosos rituales de los que podía ser victima. El día 8 del mismo mes fue admitida a trámite, con una rapidez inaudita, esta solicitud llevada a cabo por los letrados de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en nombre de Moszy, que así se llama el joven.
El gobierno español, en relación a los cinco supuestos de la Convención de Ginebra, concede el estatuto de asiliado o refugiado político al 5% de las solicitudes. En concreto es el segundo albino que llega a Canarias en 15 años.
Si bien como algunas personas afirman podemos caracterizar estos hechos de “racismo por falta de melanina” o de una conducta “poco racional”. Pero no debemos olvidar que se trata del producto de una larga tradición de supersticiones, que hay que erradicar, y que mantiene a los albinos de todas las razas, y no sólo en el continente africano, al margen de la sociedad por el color de su piel.
Existe desde hace años una leyenda, que José María Cano convertirá en canción en 1988, que narra la tragedia sucedida desde el pacto de la Luna con una mujer gitana. La mujer acepta a un hombre que la quiera enviado por la Luna, a cambio del primer hijo engendrado por ella, de esta forma ambas saldrían de la soledad en la que están sumisas. Sin embargo, el esperado momento se cubre de pena cuando el niño nace con la piel blanca, el pelo plateado y ojos grises. Su padre gitano no duda en matar a la “infiel” esposa y abandonar al niño albino a su suerte en el monte. Este niño no era un castigo, ni una maldición, simplemente era el hijo de la Luna que los terrenales prefirieron ocultar. La Luna, diosa de la fertilidad y divinidad cruel, haría una promesa a la joven gitana antes de morir, protegería al pequeño y lo mostraría al mundo con los ciclos lunares. La luna llena marcaría la alegría del niño y el cuarto menguante la cuna que le cobija. La leyenda termina con una pequeña moraleja pues el pequeño permanecerá en la oscuridad para ser feliz pero iluminará el camino a los demás.
El Albinismo es una condición genética hereditaria caracterizada por la ausencia de melanina en la piel, ojos y cabello, sin embargo, el desconocimiento y las supersticiones han hecho que en países como Tanzania o Burundi se marginen, aíslen e incluso asesinen a los albinos. Un dato curioso, sin duda, es el alto porcentaje de albinos en el continente africano en comparación al europeo, en concreto estamos hablando de 1 persona cada 5000 allí, mientras encontramos 1 por cada 17.000 europeos.
En Tanzania, al igual que otros países africanos, en concreto en la región de los Grandes Lagos hace siglos que se discrimina a los albinos, los hechiceros utilizan a los albinos para elaborar las pociones mágicas que traerán prosperidad económica, fortuna y amor. Por otra parte, no sólo son víctimas de estos rituales sino también de la marginación social y el repudio familiar pues son consideradas como el resultado de una maldición llegada a la familia. Para los que consiguen evitar o huir de todas estas adversidades aún tienen que enfrentarse a su propia condición genética que bajo el sol africano desemboca en numerosos casos en cáncer de piel.
La respuesta de los gobiernos no se ha hecho esperar. En Burundi concretamente se ha generado una campaña oficial por los derechos de las personas albinas tras hallar en los últimos meses mas de 30 niños asesinados o desmembrados.
En Tanzania por su parte, tras el escandaloso número de 40 albinos asesinados en los últimos 18 meses, su presidente Jakaya Kikwete ha puesto en marcha una identificación de sospechosos involucrados en estos crímenes. Si bien con anterioridad ya decidió suspender las licencias de todos los sanadores tradicionales.
Hasta el momento unas 200 personas han sido arrestadas por este tipo de crímenes pero ninguno ha sido condenado y es que queda mucho por hacer en materia política y judicial. El Gobierno debe dar un paso mas para que los detenidos sean condenados si son reales los hechos imputados. Son numerosas las voces de políticos y miembros de las asociaciones de defensa de los albinos que acusan la corrupción policial y judicial ante la falta de resultados.
Si existe un hecho visible de esta lucha generalizada por la defensa de la igualdad de los albinos, éste puede ser el nombramiento por parte de Kikwete, de la primera ministra albina Al-Shaymaa Kwegyr, quien sufrió esta marginación social, y que es la principal defensora a nivel institucional por el fin de esta lacra.
La situación es tan alarmante que el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) se ha involucrado en la investigación de estás prácticas para localizar el origen de estas matanzas. Si bien, todo parece evidenciar que los brujos perseguidos por el gobierno de Tanzania han huido a Burundi para continuar sus prácticas y generar un comercio.
Tal vez el paso más importante a dar no sea sólo la represión de estas prácticas supersticiosas, que por supuesto es necesario, sino la difusión de una campaña educativa para mostrar que el albinismo es una enfermedad congénita y no una maldición. Con este fin han surgido diversas organizaciones sociales para la protección de los albinos, donde les es ofrecida la protección que necesitan a todos los niveles tanto médica como seguridad.
Por otro lado, hay países como Sudáfrica donde ya es reconocida esta condición genética como una discapacidad, es decir, como una enfermedad y por tanto deben responderse a sus necesidades. Al igual que existe una consolidada Asociación de Albinismo que trabaja por la igualdad de derechos de los albinos en todos los niveles, incluso en el laboral que parece la gran batalla por librar.
El 7 de marzo de este mismo año el diario El País informaba de la llegada a nuestras costas tinerfeñas de un albino de raza negra a bordo de un cayuco. Este joven subsahariano de 18 años de edad pedía asilo en nuestro país para huir de los numerosos rituales de los que podía ser victima. El día 8 del mismo mes fue admitida a trámite, con una rapidez inaudita, esta solicitud llevada a cabo por los letrados de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en nombre de Moszy, que así se llama el joven.
El gobierno español, en relación a los cinco supuestos de la Convención de Ginebra, concede el estatuto de asiliado o refugiado político al 5% de las solicitudes. En concreto es el segundo albino que llega a Canarias en 15 años.
Si bien como algunas personas afirman podemos caracterizar estos hechos de “racismo por falta de melanina” o de una conducta “poco racional”. Pero no debemos olvidar que se trata del producto de una larga tradición de supersticiones, que hay que erradicar, y que mantiene a los albinos de todas las razas, y no sólo en el continente africano, al margen de la sociedad por el color de su piel.
Existe desde hace años una leyenda, que José María Cano convertirá en canción en 1988, que narra la tragedia sucedida desde el pacto de la Luna con una mujer gitana. La mujer acepta a un hombre que la quiera enviado por la Luna, a cambio del primer hijo engendrado por ella, de esta forma ambas saldrían de la soledad en la que están sumisas. Sin embargo, el esperado momento se cubre de pena cuando el niño nace con la piel blanca, el pelo plateado y ojos grises. Su padre gitano no duda en matar a la “infiel” esposa y abandonar al niño albino a su suerte en el monte. Este niño no era un castigo, ni una maldición, simplemente era el hijo de la Luna que los terrenales prefirieron ocultar. La Luna, diosa de la fertilidad y divinidad cruel, haría una promesa a la joven gitana antes de morir, protegería al pequeño y lo mostraría al mundo con los ciclos lunares. La luna llena marcaría la alegría del niño y el cuarto menguante la cuna que le cobija. La leyenda termina con una pequeña moraleja pues el pequeño permanecerá en la oscuridad para ser feliz pero iluminará el camino a los demás.
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