miércoles, 28 de mayo de 2008

La lluvia de Santiago, se veía distinta desde el segundo piso del Museo. No tenía el drama de los noticieros, ni la urgencia de los caminantes de la ciudad. Era una lluvia tranquila, sin sonido, que caía en un patio colonial. De pronto todo se lleno de alegría cuando aparecieron los niños. Esta vez, estaríamos los voluntarios y las familias en una sola jornada. Busqué entre ellos a la familia que acompañe la primera vez y me encontré con sus sonrisas amables y sus saludos cariñosos. Por fin pude aprender el nombre de sus niños, Mohammad de 5 años y su hermanita Muna de 2 no paraban de reírse de mí cada vez que intentaba decir Mohamaad (que debe estar igual de mal escrito como lo pronuncio).
Me encantó estar con los niños, ver sus sonrisas, sus risas, sus peleas, tan niños como deben ser. Sin más preocupaciones que las de hacer un dibujo, jugar en una ronda o las juegos que les proponían las “tías y tíos”. Eso es lo que espero para ellos, que sus preocupaciones sean las que todo ser humano debería tener, preocupaciones cotidianas sin el drama de una guerra y sin la tristeza de sentirse eternamente refugiados.
Un trovador dijo que la Esperanza es el sueño de un hombre despierto, bienvenidos todos los sueños que harán este mundo una realidad mejor.

Ana María Olivares
Coordinadora Ejecutiva MBA
Escuela de Postgrado, Economía y Negocios
Universidad de Chile





martes, 27 de mayo de 2008

REFLEXIONES.

Cuando me coloco a pensar en el tema de los refugiados, no puedo dejar de reflexionar acerca de mis vivencias personales. En mi caso, lo he vivido bastante cerca con el caso de mi papá, el cual tuvo que vivir la Segunda Guerra Mundial en Alemania, y cuando ésta cayó bajo el poderío soviético, se tuvo que venir junto a su familia y muchas más a América del Sur, la cual estaba ya colonizada por alemanes. Llegaron, al igual que los refugiados palestinos con lo puesto, y, al igual que los colonos extranjeros que llegaron a Chile desde Europa producto de la llegada de la Revolución Industrial, de los cuales tengo descendencia por parte de mi madre, ha hecho que me sensibilice mucho con el tema, lo cual, en calidad de guionista que soy, lo he ido plasmando a través de la historia de una familia de colonos suizos, y sus problemas de adaptamiento.

Nosotros tenemos que plasmar nuestra visión un poco más allá de lo que significa ser voluntario, y tratar de entender la realidad de estas familias, no sólo desde un punto de vista personal y actual, sino tratar de entender el proceso socio histórico cultural que se vive en Palestina, y de esa forma tratar de llegar hacia ellos.

Hace unos años trabajé como voluntario cuando llegaron los refugiados croatas a Chile, y tuve la bonita oportunidad de convivir durante un tiempo largo con esas familias, por lo que para mí, trabajar con los actuales refugiados es una experiencia interesante, que va a darme un nuevo desafío. Pero les escribo a todos estas líneas para que logren entender un poco más la experiencia que estamos viviendo. Los invito a todos a participar en forma dinámica, y de esa forma, lograremos suavizar el problema que arrastran todas estas familias.

Saludos y en marcha.

Alberto Angerstein Kirsten.
Guionista, Crítico de Cine y Voluntario

Jorge apoya a los estudiantes sus estudios.....el trabajo es arduo pero muy divertido....

viernes, 23 de mayo de 2008

El sábado Salí a la vega con la familia de Amin, del departamento C34, Amin habla ingles fluido por lo que me pude comunicar muy bien con el, noté que ha aprendido muy rápido a manejar el dinero, y que es capaz de valerse solo en la calle, lo que si me preocupa es que no tienen asimilado aun el concepto del robo, son muy confiados en la calle, no prestan mucha atención a esos detalles, por ejemplo que su señora andaba con un reloj muy llamativo de oro y diamantes, el cual acá no debería usar para salir a cualquier parte.

Pero me reconforto que Amin pueda manejarse bien con el dinero y comprar sin mayores problemas.
La familia necesita una frazada que no tenga pelos porque Mohamed su hijo es asmático.
Jorge Marzuca
Voluntario

jueves, 22 de mayo de 2008

Algunas palabras:



"El exilio es la cesación del contacto con un follaje y de una raigambre con el aire y la tierra connaturales; es como el brusco final de un amor, es como una muerte inconcebiblemente horrible porque es una muerte que se sigue viviendo conscientemente"Julio Cortazar

Es difícil hablar y sobre todo escribir sobre lo vivido, sin embargo no niego que me muero de ganas de poder expresar lo que significo el día de Sábado 17. La emoción se entrometía por cada uno de mis poros, la alegría era interminable. Hay cosas y detalles que no se pueden describir, cariños o mas aun.. el sentido de las cosas cuando se trata de entregar, de ayudar, se poner un granito de arena mas. Descubrí lo importante que es el ser útil, apoyar y acompañar dentro del desarraigo a gente que trae consigo un sufrimiento latente y real, la importancia de la lucha constante, dentro del deterioro de la humanidad y de masacres. A veces por lo mismo es bueno agradecer, agradecer simplemente porque aun en gente con ojos tristes con tintes de guerra y tortura, existen esperanzas, y eso es lo que se vio este sabado que pasamos como voluntarios con reasentados palestinos, vimos sonrisas llenas de esperanzas.


Daniela López Folle.
Voluntaria

lunes, 19 de mayo de 2008

El sábado conocí a Mahida y a sus hijos. Tenía algo de miedo por aquello del idioma. Sabía que ellos no hablan castellano, y yo ni una palabra de árabe. Así fue como los conocí, y es cierto que los gestos no son suficientes. Muchas cosas quedaron en el aire mientras nos mirábamos con una universalmente comprensible cara de “¿¡Qué!?”; pero terminamos por reírnos y dejarlo pasar. Ya habrá tiempo para conversar más adelante.
Pese a todo, nos entendimos. Ahora sé que masari significa dinero, que halue (¿o helue?) significa lindo, y un par de cosas más. Sé que Mahida es una mujer suave y dulce, que perfectamente podría ser la mamá de cualquiera de nosotros. Sé que tiene una hija, Isra (preciosa como una muñequita) y un hijo, Achmet (o algo así, pues las risotadas que soltaba cada vez que decíamos su nombre me llevan a suponer astutamente que no lo estábamos diciendo bien). Sé que Isra tiene 14 años y su hermano 16, y que los padres y los hermanos de Mahida están en Chile con ellos. También está su sobrina, una guagua exquisita que probablemente en unos años más no se diferenciará en nada de los niños chilenos. En realidad, a los niños más grandes tampoco les va a costar aprender a hablar igual que nosotros, aunque es posible que los mayores, como Achmet e Isra, conserven el acento de su lengua durante más tiempo. Para los adultos va a ser mucho más complicado, y no sólo el idioma, sino todo lo que significa adaptarse a esta nueva realidad. Pero para eso cuentan con el apoyo de la Colonia Palestina y con el trabajo de la vicaría. Yo, al menos, tengo la impresión de que el sábado -pese al problema del idioma- dimos el primer paso hacia nuestro titánico objetivo: que realmente lleguen a sentir que éste es su hogar.
Liliana Mera
Voluntaria
El día partió cuando fuimos a buscar a las familias a sus departamentos para llevarlos a conocer nuestra típica vega central!.

Yo estaba media ansiosa de conocer a los nuevos integrantes de la capital, pero todo estos nervios se acabaron cuando al tocar el timbre, nos hicieron entrar a sus nuevos departamento una pareja de abuelitos muy tiernos y nos ofrecieron unos dulces, con eso me sentí bastante cómoda y chistosamente “acogida” por ellos, y de ahí partimos a vivir la experiencia de conocer parte de Santiago.

Caminamos hacia el metro donde tratábamos de comunicarnos, entre señas, un poco de árabe, mucha voluntad y entusiasmo de ambas partes, no resultaba nada difícil y a demás muy entretenido!.

Junto nos subimos al metro y nos dirigimos a la Vega. Estando allá mientras elegían sus frutas y verduras, la gente se les acercaba a decirles “Bienvenidos a Chile”, lo cual ellos se mostraban muy agradecidos y felices a las expresiones de aceptación de la personas.
Luego de hacer todas las compras volvimos al dulce hogar de ellos, ahora con sus nietos he hijos compartimos un rico café y nos sacamos más fotitos.

Así finalizó el día, Ángel, el encargado de los voluntarios, decía que habíamos realizado muy bien la actividad, y que para ellos era tan importante… pero realmente para mi, la experiencia fue más que enriquecedora, ese día me fui muy feliz a mi casa, ya que más que sentir que había ayudado, sentía que había conocido y compartido con personas extremadamente calidas y buenas, que tienen mucho que entregar, y a la vez muchas ganas de aprender y adaptarse a nuestra cultura.

Johana Lamas
Voluntaria
Durante muchos días había imaginado como sería este encuentro y como sortearía el problema del idioma. Por fin llegó y estábamos ya frente a su puerta. Nos encontramos con la familia de Ali, su esposa y 3 hijos pequeños, la menor de solo meses, que nos recibieron con dulces, sonrisas sinceras y la mejor disposición para tener una conversación fluida en base a dibujos, gestos, ellos con algo de árabe y unas palabras sueltas en ingles y español.

Mientras caminábamos rumbo a la Vega y a las cabinas telefónicas, la gente que los reconocía los saludaba afectuosos, y ellos devolvían una mirada agradecida. Pudieron llamar, comprar lo que necesitaban y como la caminata había sido larga, volvimos en metro. Llegamos a casa y estaban muy contentos, nos ofrecían comida, café, agua y hasta nos invitaron a comer el día siguiente. Nosotras les agradecíamos y decíamos que otro día, repitiendo muchas veces “xucra”.

EL objetivo de ese día se cumplió perfectamente, pero creo que lo más importante para mi y supongo para todos los demás voluntarios, fue que nunca más vamos a pensar en el idioma como una barrera para que dos personas se comuniquen, ese día a pesar de ninguno sabía del idioma del otro, pudimos hablar del tiempo (que llovería el domingo), de las calles, del brazo accidentado de la hija pequeña, de verduras, de transporte, de paseos al mar y así podríamos haber seguido. Quise decirles que les daba las gracia a ellos por darme la oportunidad que me dieron, el sábado me sentí tan bien, tan contenta, y supongo que pudieron verlo en mis ojos y los de mi compañera…ya habrán palabras para ello.
Ana María Olivares
Voluntaria

domingo, 18 de mayo de 2008

Carnet de identidad.



Mahmud Darwish

Escribe
que soy árabe,
y el número de mi carnet es el cincuenta mil;
que tengo ya ocho hijos,
y llegará el noveno al final del verano.
¿Te enfadarás por ello?

* * *

Escribe
que soy árabe,
y con mis camaradas de infortunio
trabajo en la cantera.
Para mis ocho hijos
arranco, de las rocas,
el mendrugo de pan,
el vestido y los libros.
No mendigo limosnas a tu puerta,
ni me rebajo
ante tus escalones.
¿Te enfadarás por ello?

* * *

Escribe
que soy árabe.
Soy nombre sin apodo.
Espero, pacientero, en un país
en el que todo lo que hay
existe airadamente.
Mis raíces,
se hundieron antes del nacimiento
de los tiempos,
antes de la apertura de las eras,
del ciprés y el olivo,
antes de la primicia de la yerba.
Mi padre...
de la familia del arado,
no de nobles señores.
Mi abuelo era un labriego,
sin títulos ni nombres.
Mi casa es una choza campesina
de cañas y maderos,
¿te complace?...
Soy nombre sin apodo.

* * *

Escribe
que soy árabe,
que tengo el pelo negro
y los ojos castaños;
que, para más detalles,
me cubro la cabeza con un velo;
que son mis palmas duras como la roca
y pinchan al tocarlas.
Y me gusta el aceite y el tomillo.
Que vivo
en una aldea perdida, abandonada,
sin nombres en las calles.
Y cuyos hombres todos
están e la cantera o en el campo...
¿Te enfadarás por ello?
* * *
Escribe
que soy árabe;
que robaste las viñas de mi abuelo
y una tierra que araba,
yo, con todos mis hijos.
Que solo nos dejaste
estas rocas...
¿No va a quitármelas tu gobierno también,
como se dice?...

Escribe, pues...
Escribe
en el comienzo de la primera página
que no aborrezco a nadie,
ni a nadie robo nada.
Mas, que si tengo hambre,
devoraré la carne de quien a mí me robe.
¡Cuidado, pues!...
¡Cuidado con mi hambre,
y con mi ira!
Hola Ángel:

Estoy feliz y ahora escribiendo este informe siento una sensación demasiado linda, porque empiezo a recordar la experiencia vivida este día, me gusta como siento el pecho y el corazón después de haber dedicado mi tiempo a álguien que no soy yo, quedé con gusto a poco, me habría gustado haber compartido más con todos los refugiados.

Se siente tan bien estar vibrando en esta frecuencia!!!

Mi compañera voluntaria fue Liliana y tuvimos asignada a la familia conformada po Ajma con sus dos hijos, Ahmed e Isrra. (creo que así se escriben sus nombres)

"El primer contacto: Cuando estuvimosa a solas con la familia en su departamento, pude sentir inmediatamente una actitud acogedora de parte de Isrra y un poco tímidos la madre y el hijo, pero siempre cálidos, en ese momento lo único que nos comunicaba eran las miradas, los gestos y las sonrisas, porque ni ellos como familia, ni nosotras como voluntarias entendíamos ni una palabra que salia de sus bocas, en ese momento solamente escuchaba sonidos nuevos y palabras irreproducibles, seguramente ellos estaban en la misma situación, fue ahí cuando nos dimos cuenta lo mucho que nos hacía falta tener por lo menos un diccionario cerca o un traductor salvador, aun así, eso no fue impedimento para que siguieramos intentando entendernos. Hubo un momento muy lindo para mi, cuando le hice entender a Isrra lo hermosa que se veía con su pañuelo en la cabeza y lo delicado y femenino que me parecía, ella trajo uno desde su pieza y me lo puso en la cabeza.

Antes de salir de la casa, les dijimos a señas que iriamos a llamar por telefono a la familia, pero ellos nos decían que no tenían que llamar a nadie, lo cual me pareció extraño... entonces decidimos llevarlos al Metro para que compraran la bip y de paso lo conocieran, camino al metro, Isrra con algunas palabras en inglés que se sabía, nos decía que su papá y mamá estaban más adelante, y eso nos confundía aun más, luego nos dimos cuenta que todas esas familias pertenecían a un gran nucleo familiar, y cuando se encontraron en el metro ya no pudimos separarlos más.
Me gustó sentir como Isrra buscaba abrazarme para caminar por la calle, me dieron ganas de ser su hermana mayor y así desarrolle mi actitud con ella durante la visita a la vega, también así con Ahmed. Ese momento en la Vega fue un jugar a nombrar las cosas, yo apuntaba algo y decía su nombre en español e ingles, y ellos respondían como se decía en árabe, noté la necesidad que tienen de hacernos entenderlos desde su idioma, también querían enseñarnos e integrarnos, eso me hizo sentir integrada a ellos, la verdad no recuerdo todas las palabras que nos enseñaron, pero por lo menos ese juego sirvió para comunicarnos de alguna manera, y además me di cuenta de lo inteligentes que son, porque dicen más palabras en español que yo en árabe. Me resultó muy favorecedor el sentirlos como invitados y por eso es que me nació el hacerles un regalo a los tres, no fueron grandes cosas, solamente un detalle, con el cual hacerlos sentir que les daba la bienvenida a nuestro país y que pueden contar conmigo para lo que necesiten.

Me gusta el hecho que hayan llegado como un grupo familiar completo, con abuelos, tíos y sobrinos, todos juntos, eso sin duda les ayudará a estar mejor en nuestro país, la familia es muy importante, el apoyo sanguineo, el sentir que están los suyos, que están unidos".


Natalia Pilar Soto Canales
Voluntaria

sábado, 17 de mayo de 2008


...Y las cosas fueron mejor de lo que se esperaba, a pesar del retraso y el show "Chilensis" intermedio creo que horas de espera, cortes y sudor levantando maletas, o la noche de locura haciendo los últimos retoques, valieron la pena con creces al darme cuenta que el idioma es una barrera absolutamente mental, puesto que los ojos, una vez que se encuentran ya no hay nada que hacer. En lo personal se me asignó recibir a una persona desconocida, venida del otro lado del mundo, que por cierto pertenece a otra cultura y habla otro idioma al punto de lo incomprensible; sin embargo, se plantó frente a mi como si no quiere la cosa el señor Abdalah, un ser que no venia del otro lado del planeta, si no una persona, una historia y por sobre todo unos ojos... sobraron las palabras, eramos dos niños descubriendo el mundo por primera vez, una forma pecualiar de caminar a saltitos aportó lo suyo a la escena... ésta es su casa, y si usted lo quiere así, su nuevo hogar.
Hasta ahí me alcanzan las palabras por que de un momento a otro un nuevo personaje entra a la escena, una mujer, quizás una madre, hija a su vez, se detiene un momento mira al rederdor, mira a su espectante esposo, se lleva las manos al pecho, luego a la frente y finalmente al cielo. No había que explicar, el aire se volvia de colores y de nuevo el tour a lo desconocido que, ojalá, pase a ser cotidiano en el corto plazo.
Estufas, hervidores eléctricos, cocinas, interruptores y demases eran un mero adorno al rostro vivo y a esas manos al cielo.
Quien sabe por qué las cosas pasan como pasan, creo yo que muchas de ellas por nuestra culpa, pero sin duda es mirando hacia adelante como nos podemos dar cuenta hacia donde debemos llevar nuestros pies, antes de que se hielen en el estupor del miedo, la frustración o la muerte misma.
Adelante cuidadnos del mundo, Palestina, el Tibet, África y muchos otros son sólo el reflejo de hacia donde vamos, la libertad es el camino.
Camilo Arriagada
Voluntario

viernes, 16 de mayo de 2008

Desplazar la palabra

¿Podemos decir algo a propósito de los refugiados palestinos? ¿Sobre qué escribir? ¿Desde dónde?

Habilitar la palabra en un escenario donde ha sido la palabra la que ha sido robada solo pareciera ameritar silencio. Sin embargo, toda situación de violencia (política y simbólica) pareciera ganar con el silencio del observante. ¿Podremos merodear al otro, buscando justamente, los rastros de las marcas institucionales que han dejado sobre el otro? ¿Ante qué estamos?

Un alcalde hablando del "jaguar sudamericano", y de que este gesto de refugio político era importante por "como se veía Chil
e en los
foros mundiales, como un país solidario", inmediatamente, le pide a uno de su equipo que suba a un niño palestino y le da un speech en castellano sobre lo solidario que es Chile.

Las cámaras observando, y registrando, mediante avanzadas tecnologías de HD todo detalle del que llega.

Un estudiante de periodismo esperando a la salida de una casa, queriendo obtener detalles de la vida de un refugiado, enviado por un atinado profesor, que ha dicho que "tiene que tener la nota antes de las 7".

Sujetos políticos/sujetos de política. La institución política y mediática parece ser ciega ante el lenguaje y el decir del otro. Su violencia, siempre, es la imposición de un lenguaje (visual o verbal) de enmarcación, detenimiento, sujeción.

Lo que se nos presenta en esta instancia no solo es la oportunidad de ser solidarios (palabra tan sospechosa como "limosna"), si no la posibilidad de retroceder, retrasar, desplazar ese momento de definición y enmarcamiento. Desde ahí, quizás, pensar nuevas formas y figuras de lo político.
Iván Pinto Veas

jueves, 15 de mayo de 2008

Video que muestra el arribo a la comuna de Ñuñoa del primer grupo de Refugiados Palestinos


Impresiones

Es díficil quizás en un primer momento ponerse en el lugar de losreasentados palestinos que han llegado a Chile.Cuesta imaginar que tras esas sonrisas y simpatías haya un pasado extremadamente duro.Pero a su vez es una alegría enorme e indescriptible el hecho de darles una mano en momentos que lo necesitan.El dia 14 de mayo han llegado siete familias a recoleta, el mismo día,nosotros los voluntarios pudimos estar con ellos, recibirlos en su nuevo hogar y simplemente darles una sonrisa de Bienvenido querido hermano.Creo que el sentimiento se resumen bien de esa forma, no se trata de algo complejo, no se trata de algo díficil, se trata de la profunda alegría quele podría generar a cualquier ser humano el hecho de ayudar a otro. Es curioso pero la actitud de estar al servicio se contagia y se expande a todos los ámbitos de nuestras vidas. Ya no es lo mismo andar en metro, por ejemplo. Ya no es lo mismo el trato con la gente en general pues uno ya se ha fundido de un espiritu de ayuda, solidaridad, amor y comunidad. Es inevitable que ello no se expanda como una fuerza arrolladora y contagie al más amargado pasajero de nuestro querido transantiago. Hablamos de algo mágico, hablamos de algo de lo que no me pueden pedir explicaciones, simplemente prestarse para vivirlo. Se agradece a la vicaría la oportunidad que le están dando a esta gente y la instancia que nos dan a los voluntarios de experimentar sensaciones muy hermosas y conocer, en primer plano, una cultura tan interesante como la árabe y más especificamente, la palestina.
Daniel Nuñez Escobar.